Por: Felipe Jaramillo Sánchez – Concejal.
Durante años, hemos soñado
con transformar a Chinchiná en un destino turístico de mayor atracción. Nuestro
paisaje cultural cafetero, reconocido por su belleza y riqueza, ofrece condiciones
inmejorables para desarrollar un turismo sostenible que beneficie a la
comunidad.
Hace algún tiempo, consideré
la posibilidad de una alianza público-privada con la Federación Nacional de
Cafeteros, mediante un proyecto que convirtiera la sede deportiva de Buen Café
Liofilizado en un centro vacacional o de atracciones. Pensé que esta iniciativa
podría dinamizar la economía, fomentar el turismo y generar un impacto social
positivo en el municipio. Sin embargo, en julio del año pasado, durante una
visita al Parque del Café para un intercambio de experiencias, le planteé esta
idea al gerente del parque. Su respuesta fue contundente: no lo veía viable.
A pesar de esta respuesta
inicial, la conversación me llevó a reflexionar sobre otras oportunidades. Lo
que surgió de aquel encuentro fue una visión, quizás especulativa o soñadora,
pero que, como toda gran idea, podría convertirse en realidad con el esfuerzo
adecuado.
A 20 minutos de Chinchiná,
en el municipio vecino de Palestina, se encuentra La Rochela, el centro
vacacional y recreativo más importante de la región centro-sur de Caldas,
administrado por la caja de compensación CONFA. Este lugar, con sus piscinas,
cabañas, restaurante, lagos, juegos y amplias áreas verdes, es un espacio
diseñado para el disfrute y la integración familiar. No obstante, su éxito ha
generado un problema: la gran afluencia de visitantes ha sobrepasado su
capacidad, limitando su desarrollo y expansión.
Fue entonces cuando, durante
la misma visita, el gerente del Parque del Café mencionó una alternativa que
podría beneficiar tanto a Chinchiná como a CONFA. En la vereda Quiebra
Naranjal, zona rural de nuestro municipio, se encuentran las instalaciones de
la Fundación Manuel Mejía, propiedad de la Federación Nacional de Cafeteros.
Estas instalaciones cuentan con infraestructura que, con la inversión y gestión
adecuadas, podrían transformarse en un centro turístico, recreativo y social de
gran impacto regional.
La idea de que CONFA pueda
interesarse en administrar y potenciar este espacio es, desde mi perspectiva,
fantástica. Una articulación entre la Federación Nacional de Cafeteros, CONFA y
las autoridades locales podría generar beneficios significativos para todos los
involucrados. Para los habitantes de la vereda, esto significaría una
oportunidad de desarrollo: la llegada de visitantes podría dinamizar la
economía popular, incrementar el flujo vehicular y generar empleo en el sector
turístico.
Es importante aclarar que,
por ahora, esto es solo una idea que surgió de un intercambio de experiencias.
No se trata de un proyecto concreto ni de una promesa, sino de una invitación a
reflexionar sobre su viabilidad y potencial impacto. Estoy convencido de que,
con la visión, el compromiso y las alianzas adecuadas, podemos convertir este
sueño en una realidad que beneficie a nuestra región.
Quedo a la espera de sus
opiniones y aportes para evaluar juntos el camino a seguir.