El cambio en el ámbito público no solo depende del voto
ciudadano, sino también de sistemas como los concursos de méritos, que
promueven una administración pública técnica, eficiente, independiente y menos
influenciada por intereses políticos.
Por: Oscar Fernando Cardona Suarez - Abogado.
En el ámbito público, el
cambio no depende únicamente de las elecciones o de un cambio en la conciencia
política de los ciudadanos. Si bien es cierto que la participación ciudadana a
través del voto es crucial, especialmente cuando se eligen políticos que
realmente representen el interés general, existen otras herramientas que
también han demostrado ser esenciales para lograr transformaciones profundas.
Una de las más efectivas en
los últimos años ha sido la implementación de concursos de méritos para el
acceso a cargos públicos. Al garantizar que los funcionarios sean seleccionados
por sus capacidades académicas y experiencia profesional, se promueve una
administración pública más técnica y eficiente. Esta selección basada en
méritos tiene el potencial de reducir la influencia de las cuotas políticas,
limitando el botín burocrático que tradicionalmente beneficia a ciertos grupos
políticos.
Los funcionarios
seleccionados a través de estos concursos, y que forman parte de una carrera
administrativa, tienen la garantía de estabilidad laboral y una independencia
crucial para llevar a cabo su trabajo sin presiones políticas. Esto les permite
tomar decisiones basadas en criterios técnicos, sin la necesidad de seguir
directrices impuestas por jefes políticos que priorizan intereses particulares.
Despolitizar las decisiones
administrativas es esencial para garantizar la correcta ejecución de las leyes.
En muchas ocasiones, los políticos ponen obstáculos a la acción pública cuando
estas decisiones entran en conflicto con intereses personales o de grupos
cercanos. A menudo, sacrifican el bienestar general por conveniencias a corto
plazo. Sin embargo, cuando los empleados públicos son independientes, pueden
tomar decisiones, incluso si son impopulares, que beneficien al conjunto de la
sociedad.
Un sistema basado en la
carrera administrativa y los concursos de méritos no solo promueve la
eficiencia técnica, sino que también fortalece las instituciones democráticas.
Al reducir la corrupción y asegurar que las decisiones públicas se tomen con un
enfoque claro en el bienestar general, se contribuye a una administración
pública más justa, transparente y responsable.
Es necesario comprender que
la meritocracia no debe ser vista como una solución única, sino como parte de
un proceso más amplio de transformación. La implementación de un sistema
meritocrático debe ir acompañada de un compromiso serio con la transparencia y
la rendición de cuentas. Además, se deben seguir garantizando mecanismos de
acceso equitativo para que todos los ciudadanos, sin importar su origen, puedan
competir en igualdad de condiciones.
Solo de esta manera podremos
construir una administración pública que no solo sea más eficiente y
profesional, sino también más justa y cercana a las necesidades de todos"
