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Los principios no se negocian





Por: Oscar Fernando Cardona Suarez - Abogado.


Las decisiones políticas deben estar basadas en la coherencia, en una línea definida de argumentación y en hechos verificables de la vida pública, de modo que generen en la ciudadanía y en quienes las toman la credibilidad necesaria para respaldar con coherencia lo que se dice y lo que se hace en la vida política.


Los principios y los valores no son monedas de cambio que puedan negociarse por beneficios inmediatos. La vida política es más que la búsqueda del poder a cualquier costo: implica respeto hacia los seguidores y lealtad hacia las ideas que alguna vez se defendieron como fundamento de un proyecto colectivo.


El silencio, junto con decisiones inconsultas e intempestivas, genera malestar en los ciudadanos que apostamos por un proyecto político orientado a transformar el paradigma administrativo y construir una visión distinta de territorio. Jamás podríamos haber imaginado pasar de ese horizonte de cambio a otro proyecto que encarne precisamente las ideas contrarias a las que defendíamos.


Hay políticos que, con una visión personalista, crecen a costa del esfuerzo colectivo y solo buscan su propio beneficio. Ocupar cargos para favorecer a personas ajenas a sus votantes o incluso a su propio territorio, y priorizar alianzas con grupos externos, son prácticas que evidencian ese interés individual. Esa actitud, sumada a la pretensión de rodearse de un aura casi mística, termina generando una profunda decepción en sus votantes.


Comprendamos que el verdadero liderazgo se construye con coherencia, compromiso y lealtad hacia la comunidad que los votó y que en política no todo vale.

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