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Iniciar arreglando la casa

 

Crédito: Publicada en redes sociales.


El mandatario local proyecta principios y compromiso al renovar la Alcaldía, un símbolo de unidad, progreso y respeto hacia los ciudadanos, que refleja el inicio de una administración ordenada y con visión social.


Por: Johanny Delgado - Intendente  retirado.

¿Cuántos años tuvieron que pasar para que un mandatario local, al cumplir apenas un año de gobierno, ya tenga "su casa" arreglada, bonita y organizada? Y no me refiero a su vivienda familiar, sino a la casa de todos los chinchinenses: la Alcaldía. Da orgullo pasear por el parque principal o recorrer la carrera 8ª y encontrarse con un edificio renovado, pulcro, bien presentado. Es un verdadero acierto haber plasmado los colores de nuestra región en sus espacios, creando un diseño innovador, fresco y llamativo.


No hay mejor mensaje que un mandatario pueda enviar a su comunidad que el de organizar primero su casa. Este gesto no solo refleja principios y valores, sino también visión y compromiso. Con este cambio, el alcalde nos dice que la buena administración comienza con el ejemplo. Proyectar una imagen limpia y ordenada de la sede del gobierno local no es algo trivial; es una muestra de respeto hacia el ciudadano y una forma de vender la mejor cara de una administración con sentido social.


Pero este cambio no es solo físico. La renovación del edificio de la Alcaldía simboliza también un compromiso renovado con la política social, cultural y educativa del municipio. Es imposible no notar cómo, detrás de cada iniciativa, se refleja un fuerte pilar familiar. Las actividades donde participan activamente su esposa e hijos muestran que la familia no es solo un núcleo afectivo, sino el motor y modelo que guía muchas de las políticas de esta administración.


El nuevo rostro de la Alcaldía es un símbolo de unidad y progreso. Esa pantalla digital, que recuerda a las grandes metrópolis, nos invita a admirar cómo nuestra Chinchiná sigue avanzando. Y lo mejor de todo: este espacio no es solo del alcalde ni de su equipo de trabajo. Es nuestro. Es suyo. Es de todos los chinchinenses.


Por eso, más allá de contemplar esta transformación, el reto que nos queda como ciudadanos es cuidarla, valorarla y protegerla. El edificio de la Alcaldía no es solo una estructura, es el reflejo de un gobierno que apuesta por mejorar la calidad de vida de su gente desde lo más básico: iniciar arreglando la casa.


Así que no lo dude, pasee por el parque, contemple el desarrollo, admire el cambio. No necesita pasaporte para descubrir que, poco a poco, Chinchiná se convierte en el lugar que siempre hemos soñado.

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