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La continuidad de la izquierda

 





Por: Sergio López Arias.

Continúa el señor presidente imponiendo la visión política de izquierda en la que se formó, específicamente durante su militancia en el M-19. Cada vez sus intervenciones son más polémicas, y pareciera que su estrategia apunta a encender aún más la polarización ciudadana en torno a la Constitución Política de 1991, casi al punto de desconocerla bajo el argumento de una supuesta "voluntad popular". Oscuros tiempos vive hoy la democracia colombiana.


No obstante, quisiera referirme puntualmente a la actitud del presidente. En primer lugar, el mandatario debe tener claro que, a la luz de la Constitución, su mandato está próximo a finalizar, salvo que sea él mismo quien, desde las calles, busque desconocer nuestro marco constitucional e imponer a la fuerza una nueva dictadura. Esta situación perdería sentido si encontrara en su equipo de gobierno un candidato con la capacidad de mantener e impulsar la ideología de izquierda que hoy intenta imponer. Sin embargo, este ha sido precisamente su mayor fracaso como político.


Ninguno de los que hoy lo acompañan —y que tienen aspiraciones presidenciales— hace parte de ese séquito de militantes del M-19. Los pocos aliados que aún conserva están siendo investigados o al borde de órdenes de captura por los escándalos de corrupción de este gobierno. Otros, que ocuparon cargos relevantes, hoy se encuentran inhabilitados para postularse a la presidencia.


En la lista de posibles sucesores quedan nombres como el de la congresista María José Pizarro, cuyos únicos méritos parecen ser su parentesco con líderes del M-19, y Gustavo Bolívar, a quien incluso el propio presidente ha marginado, lo que ha debilitado notablemente sus aspiraciones. Si analizamos el resto de potenciales candidatos presidenciales que hicieron parte del gobierno de Gustavo Petro, notamos que ninguno de ellos tiene antecedentes de militancia guerrillera. La mayoría llegaron al gobierno producto de acuerdos políticos en el marco del proceso electoral.


Tal circunstancia ofrece un parte de tranquilidad a quienes consideran que el gobierno de Petro ha sido deficiente en materia económica, social y de seguridad. Aquellos que hoy podrían considerarse cercanos al presidente, o que formaron parte de su gabinete, no comparten necesariamente su visión ideológica ni su pasado insurgente. Por el contrario, muchos de ellos han participado en gobiernos anteriores, comenzaron sus carreras en partidos de derecha, son empresarios con experiencia en distintos sectores y cuentan con formación académica en el exterior, en instituciones de corte capitalista.


Pareciera entonces que el presidente Gustavo Petro reconoce hoy su incapacidad para garantizar la continuidad de su proyecto político por la vía democrática. Por ello, recurre al caos en las calles, con el objetivo de forzar una convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que le permita buscar la perpetuidad en el poder. Al final del día, el presidente se rodea de figuras como Armando Benedetti, Laura Sarabia y Eduardo Montealegre, quienes poco o nada tienen de izquierda y cuya trayectoria profesional y personal está más ligada a una vida de altos privilegios y vínculos con el poder económico.


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